Tragarse el semen es una de las prácticas sexuales que mucha gente practica sin tener la más mínima conciencia de que, aparte de las enfermedades de transmisión sexual, no es algo que haya que hacer forzosamente para tener una sesión de sexo oral totalmente placentera.
El ver a tu pareja tragarse tu eyaculación es más psicológico que físico pero hoy os damos varios consejos para no romper la magia del momento.
Si estás practicando una felación y el hombre te avisa de que va a eyacular lo peor es alejarse del pene como si fuera una bomba.
Lo ideal es seguir estimulándolo con la mano o incluso besando los testículos o la zona cercana al mismo. El uso de un lubricante en la mano provocará el mismo placer y no será un choque tan grande el paso del placer de la lengua al seco pañuelo de papel.
Lo más importante en este caso es que el sexo es como la comida, es más, para aquellos que animan tanto a su pareja a que se traguen su semen, ¿qué os parecería si vuestra pareja hiciera un beso blanco con vosotros? Es decir, imaginad que él/ella accede y retiene el semen en su boca y luego te da un beso para pasártelo, si postulas que está bien tragárselo ¿por qué no lo haces tú?
Las teorías que venden las propiedades nutritivas del semen, todas ciertas, como excusa para llevar a cabo esta práctica tampoco tienen salvación. Si es tan bueno lo mejor sería compartirlo, ¿no? No hay que hay que obligar a nadie a que haga nada y mucho menos en el terreno sexual. El sexo es diversión no obligación.
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