No tuvo que ir a buscarlo muy lejos, porque lo tenía delante de sus narices casi a diario, aunque no lo quería ver. Pero hace dos días, se decidió y a una invitación de él, le dijo que sí.Se ha liado la manta a la cabeza y ni cuatro hijos ni el cretino del marido le han frenado. Se ha enrollado con su monitor del gimnasio y ha sido tan estupendo, dice, que ha recuperado la memoria de lo que era un orgasmo del ocho y un buen polvo.
Está encantada, porque es sólo sexo lo que tienen, y no quiere más ni él tampoco. Llevaba tanto tiempo sin que el marido la atendiera, que esto de ahora le sabe a gloria. No tiene remordimientos ni intención de tenerlos. Tampoco piensa dejarlo, porque está disfrutando lo que no ha tenido en no sé cuantos años de maridaje.
En cuanto tienen un rato libre, allá se van a rozarse. Vamos que está como si el mundo se fuera a acabar y ella tuviera que recuperar todo el tiempo perdido. Porque este si que la sabe tratar.
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