Problemas como la falta de deseo, la impotencia, la frigidez... son muy comunes en toda consulta.Existen determinados problemas psicológicos que, somatizados, pueden incidir preocupantemente en nuestra vida sexual.
Por otro lado, es posible que para solucionar un problema aparentemente físico relacionado con la sexualidad (la impotencia podría ser uno de ellos) se recurra al apoyo psicológico como la mejor baza para que el paciente pueda recuperarse totalmente. Antiguos traumas, estrés, tabús sexuales, enfermedades, problemas emocionales… todos son factores que influyen para que una persona empiece a sentir que su vida sexual está lejos de lo que él o ella desearía.
Cuando no se tiene una vida sexual plena y sana, ello puede desembocar en situaciones de estrés o sufrimiento emocional. Si se termina recurriendo al sexólogo, lo que se intenta es paliar ese sufrimiento que tiene su raíz aparente en la sexualidad. En definitiva, es un paso decisivo para buscar asesoramiento y un signo inequívoco de que queremos que nuestro problema sea resuelto.
Las dificultades a las que se puede encontrar un sexólogo son de distinta índole. Hay mucha gente que rechaza categóricamente el hablar de sexo con un desconocido, por pudor, vergüenza o decoro. Como se dice siempre, los platos sucios se lavan en casa.
Sin embargo, esta visión resulta, a día de hoy, demasiado reaccionaria. El ámbito de la psicología ha avanzado mucho en su aceptación social, ya nadie piensa que acudir al psicólogo o psiquiatra es sinónimo de estar loco de atar. Todos podemos tener problemas para superar determinados asuntos. Y muchos de ellos atañen al sexólogo.
Una buena ayuda puede liberarnos de años de angustioso silencio, orientarnos en un momento de duda, ayudarnos para encontrar solución a aquello que nos atormentaba, encontrar una segunda opinión que nos haga relativizar… pero sobre todo se trata de un diagnóstico profesional. Es más, cuando estemos en la consulta del sexólogo, no hay nada que no podamos decir, ni nada que esté prohibido preguntar.
Muchas de las preguntas que se le realizan a un sexólogo tienen que ver con problemas tan comunes y que preocupan tanto como la frigidez femenina o la impotencia masculina. Dos de los asuntos que más cola traen en las consultas. La falta de deseo por parte de alguno de los miembros de la pareja es otro problema muy común. De esta manera, el sexólogo tratará de manera conjunta a dos pacientes para tratar de solucionar aquello que incide negativamente en su vida sexual.
Muchas veces los pacientes se preguntan si la falta de deseo, de lubricación, de orgasmo, etc. se deben a factores orgánicos o, en cambio, a incidencias psicológicas. Es en estos casos cuando la labor de un sexólogo es altamente recomendable.
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