Tanto mito y tabú, hace que los hombres pierdan su deseo sexual

Dicen algunas damitas: “¡Ay, los hombres! Necesarios y deliciosos, pero a veces tan llenos de tabúes y de tonterías”.

Sobre todo en asuntos que tienen que ver con su equipamiento sexual, que en ocasiones, prefieren darles la espalda en la cama y aguantar su preguntadera: ¿Qué te pasa? ¿Estás enojada? ¿Y ahora qué hice?

Es claro, para empezar, que desde que nacen los hombres, son identificados con el color azul que se les otorga para asignarles una fortaleza simbólica, que contrasta con el tenue color “Rosita” con el identifican a las mujeres.

Desde allí, a los “machos” se les reprime llorar, quejarse y expresar sentimientos, que acaban concentrando en su mejor amigo: un pene que autoalaban, incluso cada vez que van al baño. Eso genera algunos traumas en los hombres como:

No funcionan si lo tienen chiquito: qué simpleza creerse el cuento de que el tamaño ensombrece su rendimiento en la cama y desconocer, de tajo, que científicamente está demostrado que ni largor ni grosor determinan el disfrute.

Sin penetrar no se vale: NO señores, ¿dónde dejan el erotismo, las fantasías, las caricias, las palabras? Aprendan que todo esto aumenta el deseo. No se limiten.

Apenas un “palito”, es muy poquito: los hombres se trauman. Pareciera que tienen que cumplir con el modelo impuesto de repetir como sementales. ¿Por qué mejor no piensan en uno bien hecho, con calidad?

Siempre son los activos: ¿Por qué no dejan a sus mujeres tomar la iniciativa en la cama? Métanse en la cabeza que eso ni afecta su masculinidad, ni convierte a sus damitas en unas mujeres “recorridas”.

No se valen orgasmos que no sean simultáneos: ¿Cómo hacemos para que entiendan que eso rara vez ocurre, y menos a su ritmo? Inventen. Varíen. Y si terminan primero, por favor no se detengan.

El sexo oral es sucio: Advertimos que está científicamente demostrado que tanto tabú y tanto mito son los peores enemigos en la cama: bajan las ganas y causan anorgasmia y eyaculación precoz. Debemos aprender de Woody Allen, que alguna vez dijo: “El sexo es sucio sólo cuando se hace bien”.