El ombligo, el templo del placer
El ombligo es una zona erógena que concentra una infinidad de terminaciones nerviosas. Razón por la cual, si se sabe estimular, nos puede abrir las puertas del paraíso en cuestión de segundos.
El ombligo, un territorio muy sexual para explorar Y cómo nadie nace aprendido, para poder experimentar los placeres del ombligo, hay que practicar.
Así que prepárate para iniciar una de las rutas más sensuales por las zonas erógenas. El punto de inicio: el ombligo
¿Cómo acariciar el ombligo?
Los besos, las suaves y delicadas caricias, las cosquillas... alrededor del ombligo son capaces de inflamar los ánimos más gélidos. La zona del ombligo es, sin duda, un territorio sensual, sugerente... ¡muy, muy sexual!, desde el cual podemos llegar hacia zonas de alto voltaje.
Paso1: Iniciamos la ruta desde el ombligo. Hay que acariciarlo con suavidad y dulzura, puedes hasta intentarlo con un plumero y recrear esa escena tan tórrida de la película 40 días y 40 noches.
Después, sigue acariciando con la yema de los dedos, con aceites aromáticos estimulantes... ¡Deja volar tu imaginación!
Paso 2: una vez calentados los motores, es momento de encender la llama de la pasión. Es en este momento, en el que la boca y la lengua entran en juego. Caricias, besos, lametazos... son una de las formas más hot de estimular el ombligo.
Paso 3: estimulado el ombligo y alrededores, es momento de seguir la ruta hacia los senos, uno de los puntos más erógenos que tienen un papel vital en la excitación sexual. O bien bajar hacia la zona sur y empezar a estimular la zona el perineo.
Ya lo sabes, existen muchas rutas para llegar al orgasmo, a través de los senos, de las nalgas, del clítoris, del punto G, desde el ombligo... De ti depende la ruta que quieras escoger. Pero sobre todo, recuerda: haz que el tiempo se detenga y déjate llevar.
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