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viernes, 6 de agosto de 2010

¿Próstata crecida?

La próstata es la glándula del sistema reproductivo masculino que se encarga de producir el líquido que transporta los espermatozoides durante la eyaculación. Esta glándula rodea la uretra, el tubo a través del cual la orina sale del cuerpo.

A medida que envejecen, casi todos los hombres acusan un incremento en el tamaño de esta glándula.

 Y a medida que sucede, puede oprimir la uretra y ocasionar diversos problemas urinarios.

Al agrandamiento de la próstata se le conoce en términos médicos como ‘hiperplasia prostática benigna’ (HPB) o ‘hipertrofia prostática benigna’. No es un cáncer y no aumenta el riesgo de cáncer de próstata.

No se conoce la causa real de la HPB. Sólo se sabe que algunos de los factores ligados al envejecimiento e incluso a los testículos, pueden jugar un papel en el crecimiento de esta glándula (los hombres a quienes se les extirpan los testículos a temprana edad —digamos, como resultado de un cáncer testicular— nunca desarrollan HPB).

De manera similar, si los testículos se extirpan después de que el individuo ha desarrollado una HPB, la próstata comienza a reducirse de tamaño.
Pero usted no quiere ni lo primero ni lo segundo. Por lo tanto, como varón debe someterse a los designios de su destino.

Algunos hechos acerca del agrandamiento de la próstata dictan lo siguiente:

La probabilidad de desarrollar HPB se incrementa con la edad.

La HPB es tan común que casi todos los hombres tendrán su agrandamiento de próstata si viven lo suficiente.

Más del 90 por ciento de los hombres mayores de 80 años tiene algún grado de HPB.

Cerca de la mitad de los hombres con HPB tienen síntomas de la enfermedad, entre ellos:

Goteo al final de la micción.
Incapacidad para orinar (retención urinaria).
Vaciado incompleto de la vejiga.
Incontinencia (fuga de orina)
Dificultad para iniciar la micción.
Necesidad de orinar más de dos veces por noche.
Urgencia urinaria repentina.

Tratamiento

La elección del tratamiento apropiado se basa en la gravedad de los síntomas y en el grado en que afectan la vida diaria.

Las opciones de tratamiento incluyen la llamda “espera con vigilancia cuidadosa”, cambios en el estilo de vida, medicamentos o cirugía.

Si usted es mayor de 60 años, es más propenso a presentar síntomas, pero muchos hombres con agrandamiento de próstata tienen sólo molestias leves, por lo que ciertas medidas de cuidados personales son suficientes para sentirse bien (vea el cuadro de la izquierda).

Si usted sufre de HPB, debe realizarse un examen anual para controlar el progreso de los síntomas y determinar si se necesitan cambios en los remedios que se le han sugerido.

En lo que respecta al tratamiento con fármacos, los bloqueadores alfa , entre ellos la doxazosina, prazosina, tamsulosina, terazosina y afluzosina, que son utilizados para el tratamiento de la hipertensión arterial, relajan los músculos del cuello de la vejiga y de la próstata, permitiendo una micción más fácil.

Asimismo, la finasterida y la dutasterida, reducen el tamaño de la glándula prostática, aumentan el flujo de orina y disminuyen los síntomas de la HPB.
El uso de estos fármacos debe ser valorado por el urólogo (algunos de ellos pueden disminuir el deseo sexual).

La parte radical

En caso de que usted y su médico se decidan por la cirugía, el próximo paso es la elección del procedimiento adecuado, que por lo general se basa en la gravedad de los síntomas y en el tamaño y forma de su glándula prostática.

Veamos algunos de esos procedimientos:

Resección transuretral de la próstata
Es el tratamiento quirúrgico más común y el más probado. Se realiza insertando un endoscopio a través del pene para extirpar la próstata parte por parte.

Incisión transuretral de la próstata

 Este procedimiento es similar al anterior, pero se realiza en hombres que tienen una próstata pequeña. Como en el caso anterior, se inserta un endoscopio a través del pene hasta llegar a la próstata. Luego, en vez de extraer la próstata, se practica una pequeña incisión en el tejido prostático para agrandar la abertura de salida de la uretra y la vejiga. Estos procedimientos no requieren de hospitalización.

Prostatectomía abierta

Se lleva a cabo con anestesia general o raquídea. Se hace una incisión a través del abdomen o el perineo (el área detrás del escroto). Únicamente se extirpa la parte interna de la glándula prostática y la porción externa se deja. Es un procedimiento prolongado que requiere hospitalización por cinco a 10 días. La mayoría de los pacientes que se somete a esta cirugía presenta mejoría en las tasas de flujo urinario y en los síntomas.

Hay  otros procedimientos menos invasivos, pero ninguno ha demostrado ser mejor que los anteriores.

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