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martes, 5 de octubre de 2010

30 años de fecundación in vitro

El padre del primer niño probeta Robert Edwards, Premio Nobel de Medicina

Cuando la inseminación artificial falla, es necesario recurrir a la fecundación in vitro. Con inseminación artificial nos referimos a aquellos tratamientos de fertilidad en los cuales el médico coloca el esperma del padre dentro de la mujer, ya sea en el cuello del útero (intracervical), en los óvulos (intrafolicular) o en el mismo útero (intrauterina).

La fecundación in vitro, por el contrario, es una técnica de reproducción asistida en la que el proceso se realiza en el exterior del cuerpo. La primera niña nacida mediante este complicado procedimiento se llama Louise Brown y tiene actualmente 30 años. Se calcula que desde 1978, han nacido cerca de 4 millón de niños gracias al in vitro.

Ahora, cuando ya se han cumplido los 30 años de este descubrimiento, se otorga el Premio Nobel de Medicina al doctor británico Robert Edwards que, junto con su fallecido colega Patrick Steltoe, erigieron y desarrollaron las bases de este procedimiento que actualmente es asumido por muchas parejas para superar los problemas de infertilidad. Básicamente, la fecundación in vitro consiste en extraer los óvulos de la madre después de haberse sometido a una estimulación ovárica a base de hormonas.

Tras este paso, y dependiendo del grado de dificultad, se dispone a una fecundación convencional o a una intracitoplásmica.

Esto es, o se junta esperma con ovarios y se deja que la “naturaleza” siga su curso, o bien es el propio técnico del laboratorio quien lo inyecta directamente en el interior del ovocito. Ello dependerá de la capacidad de movilidad del esperma.

Después de haber procedido a la fecundación hay que dejar pasar tres días para el cultivo de embriones. Pasados estos tres días, se realiza la transferencia. En este sentido, se actúa de manera similar a la inseminación artificial, solo que con el embrión. Como ves, un proceso de tres semanas (si hay éxito) y complicado que, sin embargo, puede ayudar y mucho a ese 10% de las parejas que desea tener hijos pero que no pueden.

En este sentido, las posibilidades de éxito son considerables en mujeres de menos de 35 años, mientras que llegados a los 40, tan solo de un 6% o 10% lo consiguen.

Estos pocentajes, pese a que marcan una tendencia, nunca son definitivos. Cada caso es diferente y cada clínica alberga un porcentaje de éxito. El número de intentos es indefinido sin que se hayan remarcado efectos nocivos sobre el organismo. Sin embargo, debes acudir a un centro especializado que te haga un seguimiento serio y considere tus expectativas de éxito.

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