¿Perdiendo la voluntad sexual?

Muchas veces la mujer está abatida por una serie de interrogantes a las que no les encuentra respuesta. 

Puede ser que ya no se divierte tanto como antes, o no lo hace tan a menudo como al principio, se siente desmotivada y le alarman las veces que no llega al orgasmo en el coito. Todo eso concluye con una interrogante única ¿qué está pasando?

Simplemente, en la mayor parte de las ocasiones, sucede que el cuerpo humano no es un reloj, una máquina de repetición, que marca siempre las mismas horas, que hace las cosas al mismo tiempo y con exactitud.

En ocasiones, no existe realmente ningún problema; ni sexual, ni de cualquier otro tipo. Simplemente, se está atravesando una etapa de la vida donde el sexo tiene el significado de siempre pero el cuerpo no responde como se quisiera.

Es lo que sucede, por ejemplo, cuando se está criando a los hijos. Absorben tal cantidad de energía que, por mucho que la mujer lo desee, en la cama lo único que apetece es dormir. No se trata de un verdadero problema.

Otras veces, es que realmente no desea mantener la relación sexual y accede para satisfacer a la pareja. En esa situación, no puede extrañarse que el cuerpo no funcione como debiera.

El cerebro no hace otra cosa que enviarle estímulos inhibidores, aunque la cabeza acceda a la relación. En esa situación, es común que la mujer humedezca o no llegue al orgasmo. O que el hombre no alcance la erección, eyacule demasiado pronto o tarde excesivamente en hacerlo.

En otros casos, la ausencia de relaciones sexuales se debe al cansancio o al estrés ocasionado por el propio trabajo. Otro caso común es que la mujer desea tener relaciones sexuales, pero cuando se acuesta el cuerpo sólo le pide dormir.