Los sexólogos están a punto de botar la toalla con el punto G. Han pasado 60 años desde que el doctor Ernst Grafenberg descubriera un área de la pared vaginal del tamaño de un fríjol que garantizaba un orgasmo en cuanto se estimulaba.
Pero la semana pasada un estudio acaba de poner un manto de duda sobre la existencia de esta zona erógena.
El trabajo hecho por Amichail Kilchevsky, del Yale-New Haven Hospital en Connecticut (Estados Unidos), revisó más de 100 artículos científicos sobre el tema realizados en las pasadas seis décadas, entre los que habían incluso biopsias de tejido, y encontró que ninguno prueba la existencia de esta zona, por lo que considera que podría tratarse de un mito construido a punta de anécdotas.
El famoso punto G podría ser el mismo clítoris, que durante la relación sexual desciende un poco y se pega a la pared vaginal. Con la presión sobre la pared indirectamente se lograría más placer.
El hallazgo podría significar un gran alivio para muchas mujeres que, a pesar de los intentos, aún no encuentran el famoso punto. Sin embargo, el investigador recomendó a las parejas no desanimarse y seguir buscando. El trabajo fue publicado en el Journal of Sexual Medicine.
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