Me lo propongo, empiezo, cumplo y termino. Un trámite, una rutina de la (supuesta) “no rutina” de tener sexo. Así, la sexualidad se convierte en un parangón para medirse y compararse y no en una oportunidad de goce. En verdad, el cansancio, el estrés, la depresión y la angustia son los peores enemigos de la actividad sexual en pareja.El exceso de energía que demanda la vida diaria en la era moderna hace que a las personas no les sobren deseos de iniciar ningún tipo de actividad nueva, mucho menos sexual, que requiera cierta dedicación, y esto hace que disminuyan los estímulos y se empobrezca la relación íntima con uno mismo y con el otro.
Las últimas encuestas realizadas demuestran que, en el siglo XXI, la incertidumbre laboral es el factor que más afecta a la sexualidad de la pareja. Es una preocupación que impide la relajación necesaria para sentir deseo y gozar sin dificultades. Además, hay otro factor importante: la mayoría de las personas tiende a depositar las tensiones cotidianas en la persona que tiene a su lado, ya que es la más cercana. Esto se traduce en forma de peleas y rechazo, que afectan la sexualidad en sus diferentes etapas: deseo, excitación y orgasmo.
De ahí que en el consultorio veamos con mucha frecuencia consultas de mujeres por anorgasmia, por falta de deseo e incluso con trastornos de excitación, y en los varones, casos de eyaculación precoz, falta de deseo y disfunciones erectivas causadas por este gran mal que es el estrés.
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