Las enfermedades cardiovasculares causan la muerte a 300 de cada 100 mil hombres y sólo a 190 de cada 100 mil mujeres. En males como la diabetes y la gota también ellos llevan la delantera e, incluso, su expectativa de vida es ahora cinco años menor que la del sexo femenino.
Estas son algunas de las conclusiones que se desprenden de dos estudios europeos, uno realizado por la Fundación alemana Männergesundheit y otro de la organización británica Salud Masculina, en los que se evidencia que en materia de salud ellos son el sexo débil. Según ambas investigaciones las causas de esta situación son diversas.
Por un lado está el hecho de que llevan un estilo de vida poco saludable. Mucho cigarrillo y alcohol, comidas grasosas, exceso de harinas y pocas frutas y verduras en su alimentación, además de una no muy frecuente actividad física. A esto se suma su apatía para visitar con periodicidad al médico. La mayoría sólo acude cuando el dolor se vuelve insoportable y no se preocupa por adoptar hábitos que prevengan la aparición de enfermedades.
Peter Baker, presidente ejecutivo de Salud Masculina, agrega que el ámbito laboral también podría estar contribuyendo a aumentar los problemas de depresión y ansiedad entre los hombres. “Hay evidencia anecdótica de que los trabajos tradicionalmente masculinos están desapareciendo y ahora se requieren más habilidades femeninas. También sabemos que los hombres que pierden su trabajo se sienten anulados y, debido a que suelen enterrar sus sentimientos y a no hablar de sus problemas, la situación puede salirse de control”.
Por su parte, Mathias Stiehler, uno de los autores del estudio de la Fundación Männergesundheit, fue enfático en asegurar que este tipo de evidencias demuestran “que la visión sobre la masculinidad tiene que cambiar, más ahora cuando además de garantizar la sostenibilidad económica de su hogar deben cumplir con los deberes domésticos y participar activamente en la formación de sus hijos”.
También es necesario, dijo la ministra de Familia de Alemania, Christina Schröder, que modifiquen sus hábitos. “Los hombres actualmente tienen una expectativa de vida cinco años menor que la de las mujeres, de los cuales cuatro años y medio se deben a factores socioculturales”.
Lo importante, concluye Frank Sommer, el único catedrático de salud masculina de Alemania, que ejerce en el Hospital Universitario de Hamburgo-Eppendorf, es crear condiciones que los ayuden a vivir de una manera mucho más saludable. “Pero para que lo que se haga dé resultados, ellos deben vencer uno de los problemas que más los aqueja: la impaciencia por obtener resultados demasiado rápido”.
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