Para los hombres ser tachados de impotentes es tan agresivo como para las mujeres ser infértiles, debido a las presiones sociales sobre ambas cosas
Si en el campo sexual hay algo que puede herir profundamente la autoestima de una persona es no estar a la altura de las demandas sociales sobre su desempeño o no cumplir con lo que social y culturalmente se ha establecido, erróneamente, como lo esperado mínimamente.
Este es el caso de la llamada despectivamente impotencia, hoy conocida médicamente como disfunción eréctil para el caso de los varones, mientras que en el campo de la sexualidad femenina está su contra parte que no es ni la frigidez, sino la infertilidad.
A la capacidad masculina de estar siempre listo y dispuesto para tener sexo se le ha sobre valorado, tradicionalmente la actividad sexual masculina ha sido llevada al extremo de hacer creer que un hombre no lo es si su capacidad erótica está disminuida, y por el contrario se es más hombre mientras más "potencia" sexual ejerza.
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La disfunción eréctil, antes llamada despectivamente impotencia, desde el nombre, causaba angustia y frustración a los hombres que la padecían y que ahora se sabe, son muchos más de los que se pensaba ya que hasta el estrés o ciertos medicamentos influyen en la consecución de la erección.
Esto implicaba en la autoestima varonil no poder cumplir con el estereotipo del macho que es valorado y validado entre los demás de su género y ante las del sexo contrario, por ello la experiencia se vive, aún ahora, como una desilusión mayor.
En ellas
Por otra parte, a las mujeres no se les ha exigido en el terreno sexual un desempeño erótico de este tipo, por el contrario se les ha controlado esta expresión, pero lo que se ha sobrevalorado como lo mínimo para ser validadas en la sociedad es la maternidad, una mujer que "ni siquiera puede tener hijos" (ya que se cree que por naturaleza debe poder) es mal vista, o se le tiene lástima.
Tan fuerte una como otra, la infertilidad en la mujer lastima y daña su autoestima ya que la sociedad sigue señalándola y no en pocas ocasiones, la gente que conoce su incapacidad de procreación, usan este argumento cuando la quieren herir o lastimar.
No importa, para la sociedad que tiene sobre valorada el papel reproductivo de la mujer, que ésta sea una excelente madre, siempre se le criticará que crió hijos ajenos y que no pudo tener los propios.
Curiosamente, estas cosas pegan tanto en el ánimo de las personas porque no se pueden esconder; aunque ciertamente la mujer puede fingir los orgasmos y así evadir la realidad de no tener deseo sexual, no puede esconder su infertilidad.
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