La erección del pene es un tema a tener en cuenta. En algunas ocasiones dura muy poco y en otras, simplemente, no se da. Se debe saber que ésta es un acto-reflejo cuyo centro regulador está situado en la médula espinal. En pocas palabras, es algo inconsciente, no se puede controlar.Hay erecciones que ocurren sin ningún tipo de estímulo erótico, como por ejemplo el calor (que dilata los vasos sanguíneos incluyendo el tejido esponjoso del pene), el cambio en la velocidad de la sangre (cuando el corazón se acelera), el miedo (que dispara sustancias químicas como la norepinefrina) y algunos medicamentos.
Luego de producirse la erección, es importante mantener el estímulo que la genera. De lo contrario, se dispara una sustancia que anula la acción del óxido nitroso (responsable final de la dilatación vascular que la ocasiona).
Un hombre puede estar muy excitado, pero ante una distracción o una amenaza mayor puede perder la erección.
El alcohol en exceso también afecta, pues es un depresor del Sistema Nervioso Central. Otra gran enemiga de la erección es la ansiedad.
La ansiedad puede desencadenar un reflejo que contrae los vasos impidiendo la erección o haciendo que desaparezca.
Cuando el hombre intenta tener o mantener la erección de manera voluntaria se envuelve en el temor de no conseguirla, generando ansiedad.
También afectan las situaciones que generan tensión en los hombres, como el tener un buen desempeño en la cama o lograr que la mujer llegue al orgasmo.
En algunas ocasiones, dependiendo del hombre, la conversación o algún comentario incómodo durante el acto sexual puede hacer que pierda la erección.
El stress es uno de los enemigos más frecuentes y, paradójicamente, tener sexo es un remedio contra ese stress.
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