Sexo y lucha armada: El mismo perro con distinto collar

No voy a ocultar mis simpatía hacia los métodos poco democráticos a la hora de conseguir fines políticos o sexuales. (que vienen a ser lo mismo, muchas veces). La Badder-Mainhoff es el paradigma del enamorado que le trae flores a alguna viuda rica, sin perder por ello su condición de enamorado. 

No nombraré otros grupos políticos por miedo a ser torturado en un cuartel, o a ver mi miembro viril succionado por alguna mujer a la que no aprecio.

El símil entre sexo y acción política armada es incuestionable. Veámoslo:

1. Ambos proyectos tienden a aceptar la radicalidad de las relaciones humanas. Son contundentes en cuanto a los medios.

2. Las dos tendencias son inmediatamente reprimidas si no se tratan en el terreno geográfico y socio-político adecuado. Si se efectúan en un marco en el que no se haya agotado la vía cívica, son inmediatamente perseguidas.

3. A pesar de la propaganda escrita o hablada que se haga del acto del coito o del atentado en cuestión, nos enfrentamos a un adversario más fuerte y con intereses opuestos, que utilizará todo su poder mediático para criminalizar el acto.

4. Ambas cosas me la ponen dura, por lo que necesito proceder a la cópula rápida o a un proceso masturbatorio compulsivo.
He expuesto estas razones ante esta tribuna, y espero respuestas.